Normalización del eLearning. Certificados de Profesionalidad

Normalización del eLearning. Certificados de Profesionalidad

¿Es buena la estandarización que promueve la norma de los Certificados de Profesionalidad? ¿qué se valora la calidad o la espectacularidad/tecnología usada en los contenidos?

 La formación de trabajadores pasa actualmente por una coyuntura un tanto especial. Por un lado, la crisis está provocando un replanteamiento del modelo productivo y ratifica papel fundamental que juega el reciclaje de las personas trabajadoras como solución a la destrucción de empleo; y por otro, el cambio de sistema que está articulando el gobierno actual y que conlleva un replanteamiento de cómo se ha de participar en la formación de trabajadores y cómo debemos afrontar estos retos.

A esto le sumamos que a nivel metodológico, la formación de trabajadores también está sufriendo cambios que tienen mucho que ver con la normalización de metodologías que anteriormente no estaban muy reconocidas. Nos referimos a el hecho de considerar a la formación online (Teleformación o eLearning) como un modelo fiable y acreditado para la obtención de Certificados de Profesionalidad. En este sentido, la Orden ESS/1897/2013 de 10 de Octubre desarrolla el RD 34/2008 para la impartición de Certificados de Profesionalidad en la modalidad de Teleformación entre otras.

Esta normativa de la que se está hablando mucho estos días, ha venido a sentar (mejor o peor) unas bases para el diseño de acciones formativas y el soporte donde deben integrarse. Más  allá de describir lo que viene reflejado en la norma (es lo que hay y lo que se tendrá que cumplir) me ha venido una reflexión a la cabeza que quería compartir con la comunidad Ojú y que hace referencia a la necesidad de plantearnos el diseño de Acciones formativas online desde otra perspectiva que, lejos de pretender la estandarización que promueve esta norma, ha de atender a la necesidad de dar respuestas a lo que trabajadores y empresas demandan para ajustarse a las características propias de cada grupo.

Es cierto que, para acreditar y certificar se necesitan normas, reglas y consensos que ayudan a fijar unos mínimos y así garantizar que todos y cada uno de los que participen hagan lo mismo y no nos encontremos con experiencias dispares difíciles de valorar.

Los contenidos de un curso en modalidad teleformación es algo que muchas veces se confunde con pasar los contenidos de presencial: un libro, un documento, un recurso didáctico a un formato digital más o menos interactivo dándole un diseño más o menos atractivo.  Pero me da la impresión que, con esta normativa,  la propia Administración y el equipo que la ha asesorado piensan justamente que esto es lo correcto:

Con los requisitos de los anexos en la mano, podríamos pensar que con un manual redactado en formato papel (que cumple con los criterios y realizaciones profesionales del Real Decreto) lo único que tendríamos que hacer es “virtualizarlo” en pantallas de 5 minutos de lectura y ofrecer animaciones (más o menos bonitas) para que sea profesional y cumpla con los requisitos de la norma. Además deberemos hacer una serie de actividades cada 8 pantallas y otros requisitos de diseño y de seguimiento. Además, deberemos planificar los debates en los foros, las sesiones presenciales y listo, tenemos un Contenido eLearning ajustado a normativa.

Pero, ¿son realmente estas bases las que definen la calidad de una acción formativa en modalidad eLearning? Es más, cuando va a acreditar un Certificado en la modalidad presencial, ¿Se inmiscuye  tanto la Administración en el tipo de recurso didáctico que el docente utilizará? ¿pide los manuales escritos y  analiza las actividades, resúmenes o recursos que lleva escritos, o solo el título y el ISBN? ¿Pide los Powerpoints que utilizará el docente y define que tengan transiciones? ¿y los documentos de apoyo? ¿Pide la guia de aprendizaje del alumno? Muchas preguntas que, creo que se contestan con una sola respuesta:

NO se piden porque la formación presencial es la única buena, válida y fiable. Sin embargo no nos fiamos del ciberespacio… NO nos creemos que en un entorno virtual se pueda desarrollar un proceso de aprendizaje pues entendemos que este entorno y proceso  necesariamente deben parecerse al presencial.

eLearning tradicional

Otro aspecto que me ha llamado mucho la atención es que a los contenidos que, suponen el 55% del total de la formación les denominan trabajo autónomo…!vaya¡, otra vez el libro de texto digitalizado y animado…. Y el resto el 45% será para trabajos colaborativos, de participación y comunicación exigiendo sólo unos tiempos de respuesta mínimos.

¿Hasta cuándo se considerará el eLearning como la modalidad maldita y poco  fiable en la formación de trabajadores? Supongo que eso va a depender mucho de que todos los que trabajamos en ella la potenciemos y la dignifiquemos con prácticas de calidad y profesionalidad realizando proyectos integradores y adaptados, por lo que ahí va una propuesta de cambio con 3 ideas iniciales,

  1. Dejar de pensar en los contenidos estandarizados dentro de la plataforma como la base de la proceso de aprendizaje y como único factor determinante del éxito.
  2. Conocer el grupo al que va dirigida la formación. Debemos diseñar acciones formativas que permitan atender a las expectativas de cada uno de los individuos que participan. Evitar contenidos y diseños muy cerrados y promover otros con un enfoque más constructivista que implique a los alumnos..
  3. Utilizar los recursos tecnológicos no porque sean más o menos interactivos, sino porque realmente sean útiles en ese formato y contribuyan como material al aprendizaje.

Y tú, ¿qué otras ideas aportarías? Comenzamos la semana con muchas preguntas eh? 😉

12 comentarios

  1. Azahara dice:

    ¡Genial post Marcelino, enhorabuena!,

    Todos los días deberían comenzar con preguntas, así que no te preocupes 🙂 Para la conversión de maldito a «medio respetado» es necesario en primer lugar que la propia administración regule (y apueste) por un eLearning de calidad, y por supuesto, como muy bien apuntas, que nosotros consigamos sacarle el máximo rendimiento.

    Comparto al 100% las ideas iniciales que presentas,y añadiría la labor de guía/orientador del docente eLearning (necesaria para fomentar la autogestión del aprendizaje en el alumnado) y un toque lúdico para dinamizar la acciones formativas 🙂

    • Marcelino dice:

      Gracias Azahara!

      La verdad que todos deberíamos hacer una revisión profunda del sistema y articular nuevas líneas de trabajo que permiten poner en práctica metodologías más actuales. Pero el problema es el de siempre, ¿cómo consigue la administración valorar la calidad de cada una de las metodologías aplicadas en su contexto? Es una cuestión de cambio del sistema y de cómo entendemos la formación.

      Un saludo!

  2. ¡Muchas gracias por el post, Marcelino!

    En la línea de implicar a los alumnos, yo iría mucho más allá.

    Quizás es aún un poco rompedor para nuestra cultura empresarial, pero yo crearía soluciones que integraran la comunicación dentro de la empresa y el aprendizaje para favorecer el aprendizaje social en red y fomentar la cultura empresarial y la circulación de la información dentro de la institución.

    Aunque este punto de vista no se recoja en la normativa estoy convencido de que aumentará la calidad de los procesos formativos, proporcionando un valor añadido.

    • Marcelino dice:

      Hola Mario,

      Es muy interesante tu aportación. Yo también creo que la implicación de todos en el proyecto es algo fundamental. Establecer en la empresa un corporativismo que fomente el desarrollo tanto individual como colectivo es algo que sería deseable, pero para eso tenemos que cambiar la cultura empresarial que predomina en nuestro país. Pensar, como hablaba en el post anterior de que la empresa va mucho más allá del producto y contribuye a mejorar y dar calidad a la vida de los que la conforman.

      Un saludo y gracias por tus comentarios

      PD. Al final la web se arregló sola!

  3. Celia Ruiz dice:

    Desde Valencia, sigo con mucho interés vuestro blog, enhorabuena!.Trabajo en la administración autonómica coordinando proyectos eLearning y comparto en muchas ocasiones lo que tratais. Aunque este debate se abrío hace ya tiempo, creo que sigue vigente y como la tecnología nos permite dar un aire fresco a las ideas que nos rondan a muchos/as por la cabeza, en torno a la formación para el empleo, en la que trabajamos de forma apasionada, pues me animo a enviar mi contribución a este debate.
    Cuando salió la orden ESS/1897/2013, mi primera reacción fue un sensación de….Por fin!!
    Tanto defender aquí y allá una modalidad de impartición sin respaldo normativo estatal específico para los certificados de profesionalidad y por fin teníamos una normativa que le daba aspecto de formación seria, fiable y equiparable a la modalidad presencial.
    Pero… error!!! (como dice el anuncio de una aseguradora…) Nos quedábamos en identificar la modalidad eLearning como modelo encorsetado en la secuencialidad de pantallas, basada en la memorización donde el modelo de aprendizaje y la evaluación sigue basado en la memorización y en desarrollar competencias de tipo cognitivo.
    ¿Se está regulando con modelos ya obsoletos o excesivamente garantistas? Veamos, la norma cita de forma muy precisa cómo deben ser las pantallas de contenido pero deja bastante abierta la posibilidad de incorporar modelos basados en el aprendizaje social. En este campo todavía se está experimentando y se deja a criterio del programa formativo que el docente quiera y sepa introducir actividades y herramientas TIC que fomenten el aprendizaje colaborativo.
    Por tanto, creo que tenemos la obligación de interpretar la normativa(que nos llevan sobre todo a obtener la credibilidad y reconocimiento de los «libros de texto virtuales») y la necesidad de saber «vender» un modelo basado , no únicamente en la calidad del contenido, sino en la calidad de la metodología utilizada donde tenga cabida también el aprendizaje social y colaborativo, autónomo y creativo diseñando y facilitando al docente actividades y herramientas TIC para la acción tutorial que fomente el desarrollo de las habilidades transversales que le van a ser tan necesarias al trabajador alo largo de su vida personal y profesional. Saludos.

    • Hola Celia,

      Gracias por la aportación. Yo tuve la misma sensación cuando apareció la norma y tras una revisión más pausada llegué a la conclusión que estaba diseñada por un equipo muy técnico basado en postular requisitos técnicos que no pudiese cumplir cualquiera y por otro fomentar como bien dices un eLearning encorsetado.

      Esto probablemente tenga una lectura mucho más profunda de la que hice y que tenga que ver con establecer un «mercado» de unas pocas entidades que provean tecnología y contenidos.

      Si vemos el mercado ahora tras la acreditación la primeras entidades como impartidoras de CP en modalidad teleformación, han ocurrido dos cosas:

      1.- Hay 1 o dos proveedores destacados de LMS que cumplen con los protocolos de comunicación del SEPE y se están frotando las manos con la venta/alquiler de sus servicios en modo cloud.
      2.- Si miras en el listado casi todos los acreditados, tienen los contenidos que le han vendido 1 o dos distribuidoras a nivel estatal. Resulta muy curioso que al final se convierta en el negocio de 2 o 3.

      Como bien dices, deja la puerta abierta, pero también debe tener la administración a personal cualificado para poder analizar y, en el caso de utilizar otras metodologías (por ejemplo, no por secuenciación de pantallas) se puedan al menos valorar y analizar.

      De nuevo, muchísimas gracias por tus comentarios Celia.

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