«Hemos de preparar a los jóvenes para afrontar su futuro, no nuestro pasado» (A. Clark)
¿No os parece que cada vez los niños/as aprenden antes y a otra velocidad? ¿Están más estimulados? ¿Es solo una sensación o es una realidad?
Sin duda, a todos nos sorprenden las destrezas que adquieren los más jóvenes cuando apenas saben hablar o andar. De hecho, siempre se ha identificado al menor de la familia como el más habilidoso en el manejo de nuevos aparatos tecnológicos. Quizás sea precisamente por esto mismo, porque para él no es nada novedoso, ha crecido con este avance y lo entiende como algo cotidiano. Por ejemplo, hoy en día cualquier bebé interpreta toda pantalla como táctil, no ha tenido que aprender como nosotros que esta cualidad es reciente.
Al hilo de esta reflexión y sin valerme de ningún estudio científico me atrevo a resumir el siguiente planteamiento, objeto de una apreciación propia aunque seguramente compartida con la mayoría:
En ambos casos el desarrollo de estas habilidades supone una multiplicación de la capacidad de seguir aprendiendo o alcanzando más información. Especialmente en el segundo de los planteamientos, cuando nos referimos a la habilidad de manejar dispositivos táctiles conectados a internet.
Apenas nos percatamos de que los bebés de ahora nacen con una puerta abierta al exterior. Toda la información mundial al alcance de sus diminutos dedos.
Sin saber leer ni escribir, mi sobrino llega a su video favorito de «Cars» saltando de enlace en enlace con una facilidad pasmosa. Y es que irremediablemente la alfabetización digital está antecediendo a la «analógica» o «tradicional».
Véase el ejemplo del proyecto 'Hole in the Wall' en la India.
La adquisición de competencias digitales básicas hoy en día se está posicionando como un valor, en ocasiones, más relevante que el aprender a leer y escribir. Lo mismo ocurriría con el dominio de otras lenguas habladas (por ejemplo inglés o chino) En este mundo globalizado, tan digital y audiovisual, llegará el día en que se pueda aprender mucho más con estas competencias llave (digital e idiomas) que con la alfabetización “tradicional”. En cuanto se perfeccione aún más el reconocimiento de voz y su sintetización, extendiéndose hacia una práctica cotidiana, la lectura y escritura posiblemente sufran una pequeña crisis.
La voz crece como herramienta para manejar teléfonos, computadoras y televisores. (Artículo)
¿Estamos cada vez más cerca de una vuelta a la oralidad?
Extraído de: La vuelta de la oralidad Jesús ARANA PALACIOS“El canadiense Marshall McLuhan, que fue sin duda el que tuvo una mayor influencia, escribía en La Galaxia Gutenberg: “No tenemos dificultad para comprender la experiencia de los indígenas o de los pueblos analfabetos, simplemente porque la hemos recreado electrónicamente dentro de nuestra propia cultura”. En aquellos años era posible soñar un futuro sin libros, una sociedad no analfabeta sino desalfabetizada, un mundo dominado por los medios audiovisuales. El libro Fahrenhait 451 de Ray Bradbury, escrito pocos años antes, recreaba la pesadilla de un mundo sin libros donde todos sus habitantes están dominados por la televisión.”
¿Dejamos entonces que nuestros hijos toqueteen nuestros smartphones y tablets? ¿Les acercamos este contacto digital, favoreciendo el desarrollo de esta competencia llave que le abrirá muchas puertas, o bien, les alejamos de estos entornos artificiales para que se críen como nosotros lo hicimos? ¿Cuáles son estos miedos y peligros? ¿El equilibrio puede ser una buena solución? Por otro lado… ¿Qué hay de la brecha digital? ¿Crece aún más?
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