Domingo de Resurrección y el enigma de la experiencia frente a la memoria

Domingo de Resurrección y el enigma de la experiencia frente a la memoria

20130401A propósito de un domingo de resurrección de lo más tranquilo, he aprovechado para mirar “cosas” en mi ordenador que he guardado y que aún no he leído. Mientras organizo cronológicamente estas “cosas”, he encontrado un vídeo de TED Ideas worth spreading que realmente para mí ha dado en el clavo de lo que pienso acerca de la formación a lo largo de la vida, independientemente del medio.

Todos sabemos que el medio que nos corresponde abordar en este espacio es a distancia, teleformación o eLearning, como queráis llamarlo; también sostengo que las personas que optan por formarse a través de éste son personas adultas, a quienes les embarga un sentimiento de necesidad emanado de su entorno laboral –principalmente-, profesional o social; y que deben decidir ante un abanico de ofertas, cuál será la mejor opción para desarrollar ese entrenamiento o aprendizaje que piensa satisfacerá sus objetivos. He aquí donde Daniel Kahneman para mí ha dado en el clavo.

“Utilizando ejemplos que van desde unas vacaciones a colonoscopias, el premio Nobel y fundador de la economía conductual Daniel Kahneman revela cómo nuestro «yo que tiene experiencias» y nuestro «yo que recuerda» perciben la felicidad de manera diferente. Esta nueva revelación tiene profundas implicaciones para la economía, las políticas públicas – y nuestra propia conciencia de nosotros mismos.”

Para continuar con el hilo de esta idea, se hace necesario mirar el vídeo a continuación:

Todo esto, considero que también tiene implicación en la forma de cómo aprendemos como alumnos, en cualquiera de los cursos que diseñamos, desarrollamos e implantamos en nuestras plataformas.

La tutoría como tal, por encima de los contenidos, es la que dará el punto final al aprendizaje de cualquier persona que se apunte a un “curso online”; la cara que plasmen los tutores será determinante en el aprendizaje del alumnado y por ende, en su formación específica final.

Pero, qué quiero decir con la expresión “la cara que plasmen los tutores”; sencillamente el cómo miremos como alumnos a la persona que tenemos detrás de la pantalla del ordenador (percepción), la manera como nos atiende (atención), como discute (enriquecimiento), como demuestra sus conocimientos profesionales (experiencia), como me orienta y guía en las distintas fases del aprendizaje que estoy llevando (asesoría).

El «yo que tiene experiencias» podrá establecer pautas satisfactorias que seguramente auparán al «yo que recuerda» en el proceso de elección para continuar con el camino hacia un aprendizaje constante, placentero y gratificante.

Un comentario

  1. Gracias Willman por este post, encantada de compartirlo en linkedIn. En pocas líneas resumes ideas fundamentales que cualquier docente no debe olvidar. Gracias. Un abrazo, Rocío

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