¡Profesores fuera!

Menudo título, al leerlo seguro que habrás pensado «A ver qué dice éste». Este post se ambienta en un artículo leído en «Elearning Provocatour» llamado «Let’s get rid of the instructors! (¡Échemos a los tutores!)«, un blog australiano que te hace reflexionar basando parte de su redacción en la provocación como herramienta de un pensamiento más profundo.

El autor, Ryan Tracey,  hace referencia a cómo en elearning a veces se menosprecia la figura del tutor, con la irrupción de los MOOC podemos ver cursos desangelados donde uno mismo lleva su ritmo y si es gratuito al tutor ni se le huele y aquí en España somos de pagar poco a pesar de encontrar grandes contenidos en algunas plataformas que en alguna ocasión hemos nombrado aquí por muy poco dinero.

Se trata de ver cómo la mayoría de cursos del tipo MOOC se realizan a través de grabaciones de clases magistrales pareciendo meras conferencias o jornadas, el tutor hablando y tu recibiendo (y memorizando o tomando notas), carece de pedagogía, no hay apenas rasgos de corte constructivista en la acción formadora donde el alumno o alumna pueda ir aprendiendo haciendo sino que se resumen en escuchar al modo instructivo clásico.

POST_PROFESORES

Por ello, el autor ordena un listado bastante lógico donde defiende una instrucción directa de un profesor o profesora en una acción formativa, situaciones en las que la necesidad de tener a un experto o profesor es clave para asimilar el contenido eficazmente:

1. Cuando el alumno es novato
Claramente este punto no debe sobrentenderse, hay que asimilar que un alumno novato necesita de uno o varios empujones para caminar solo porque ellos no saben lo que necesitan saber.

Por ello sería impensable desde un punto de vista pedagógico empezar una temática cuando uno no tiene ideas preconcebidas o un marco conceptual mínimo al que agarrarse, al menos una sesión directa es necesaria para que el alumno adquiera unos mínimos.

2. Cuando la temática es compleja
Encontramos especialidades en donde los conceptos se interconectan entre sí guardando una lógica general pero para llegar a ellos hay que entender muchos paquetes de contenidos que por sí solo son complejos de entender.

Un tutor que dirija y explique cada paquete de contenido de forma lógica y secuencial para luego el discente montarlo parece ser una pieza necesaria en el aprendizaje de temáticas complejas que sin instructor sería muy angustioso.

3. Cuando la temática está sujeta a interpretaciones
Especialidades donde las circunstancias o las interpretaciones pueden variar el fin del contenido. Temas en donde la exploración o la investigación son difíciles de llevar a cabo.

Hablamos de temas de corte social o político donde la reflexión, el planteamiento la resolución de casos o la toma de decisiones se deben llevar mejor a través del planteamiento de un instructor que haya vivido esos casos.

4. Cuando el tiempo es crucial
El ritmo que nos marca la sociedad hace que a menudo no haya tiempo de emplear tiempo a investigar, descubrir y aprender de una manera constructivista, lógica y divertida sino que se requiere de los conocimientos ¡ahora!

En estos casos es irremediablemente positivo la presencia de un tutor que adapte un plan de estudios rápido a las necesidades del discente. Esto lo podemos ver claramente en circunstancias laborales.

5. Cuando el resultado del aprendizaje no es negociable
Siguiendo con el mundo laboral, en ocasiones podemos encontrar que debemos realizar un curso en contra de nuestra voluntad por motivos laborales véase cursos obligatorios, de reciclaje por movimiento en el trabajo o por necesitar un certificado para optar a un puesto.

Igualmente, se requiere la presencia de un instructor porque no hay mayor enemigo del aprendizaje que la mera obligación o disconformidad con el contenido que vas a estar viendo.

6. Cuando no estimamos a los alumnos
Encontramos alumnos motivados, desmotivados o apáticos.

El alumnado es heterogéneo en cuanto a capacidad de aprender, no todos son autodidactas ni tienen la misma curiosidad por descubrir, aprender, ampliar conocimientos, comparar… Lo ideal sería pensar así pero la realidad es que el grupo es variado y que a menudo requieren de apoyo.

No podemos pensar que son como nos gustarían ser, por ello es necesario en todo plan formativo la presencia de un instructor o personal capacitado para identificar necesidades porque marca la diferencia entre éxito o fracaso de un plan formativo. 

Todo esto da qué pensar que el alumnado debe identificar su sed de aprender y por tanto exigir un tutor cuando la ocasión lo precise. Por tanto debemos tener en cuenta que los tutores y profesores deben estar ahí porque si no la experiencia del aprendizaje no se da del todo, cojea.

Estos casos que propone Ryan Tracey me parecen muy válido, ¿y tú, qué crees? ¿Añadirías nuevos items?

Fuente

2 comments

  1. Marita says:

    He de reconocer… que ese título ha despertado mi curiosidad jeje. Buena estrategia de marketing.
    Los MOOC, esos maravillosos cursos libres, abiertos, masivos… y también con un (muy) alto índice de abandono. ¿El motivo? Nos tomamos muy a pecho el dicho «ningún camino fácil llevará a algo que merezca la pena».
    ¡Por supuesto que el profesor es valioso!Lo que sucede, es que, como todo, debe actualizarse. Ya no se trata de formar. El conocimiento está al alcance de todos, cualquiera puede acceder a la información. La clave está… en darle el toque mágico. Algunos hablan de dinamización… palabra tan de moda en e-learning. Todo un arte. Pero ese… es otro tema para otro post 🙂

  2. Daniel Rguez. Romero says:

    ¡Gracias Marita por comentar!
    Muy de acuerdo contigo, cuando nos referimos a educación superior, ocupacional o de adultos, el conocimiento no debería ser el elemento más importante, el tutor deja de ser el aglutinador de información para pasar a ser el guía de un proceso formativo, esto ocurre en muchas materias.

    Sobre el toque mágico, muchos tutores tienen un toque no sé si mágico o no xD

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