El pasado 11 de febrero se celebraba el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia motivado por la poca representatividad de las mujeres en el ámbito científico y como promoción y reivindicación del acceso de las mujeres y niñas a este tipo de disciplinas sesgadas y reservadas culturalmente a los hombres.
Desde OjúLearning, como no podía ser de otra forma, reivindicamos también el trato igual y justo entre personas, independientemente del género que posean.
Pero también, como no podía ser de otra forma en este blog, nos planteamos el problema de género en nuestro ámbito: el eLearning.
Cuando diseñamos contenidos escritos, audiovisuales o en cualquier otro soporte, tiramos del lenguaje como código fundamental para llevar a cabo el aprendizaje. En este contexto, surge el conflicto entre profesionales para utilizar el lenguaje de género correctamente.
Sin entrar a reflexionar sobre la Igualdad de Género y sus fundamentos, los tópicos más recurrentes están en el lenguaje y el uso del género en las palabras y términos. Hablamos, por ejemplo, del masculino genérico que según la RAE es un género “no marcado” y que no determina ni masculino ni femenino en las referencias a grupos y a lo general. Es el género “neutro” en el que hombres y mujeres deberían sentirse incluidos.
Ciertamente, visto desde el punto de vista de alguien que no le gusta este tipo de presunciones, puede resultar desigual e incluso albergar una subyugación social de la diferencia mucho más profunda y arraigada con un significado aún más perverso. Así en esta postura, estaríamos siempre alerta y todo se convertiría en una desagregación de género formulando frases del tipo: “los niños y las niñas”, “los científicos y las científicas”, etc.
Igualmente podríamos pensar que, por una simple aceptación de normas lingüísticas, no vamos a ponernos “tremendistas” y a volvernos unos diferenciadores de género natos. Así aceptaríamos escribir el artículo neutro para referirnos a los dos, diríamos “todos los médicos” y “todos los científicos” para referirse a hombres y mujeres indistintamente.
Estas son las dos posturas que solemos encontrar ante este problema.
Diseño de Contenidos y Género.
Partiendo de lo anterior, quienes escribimos en blogs, diseñamos contenidos para educación o para cualquier otro fin, nos encontramos con este dilema y surgen tres posturas claras:
Quienes interpretan el lenguaje de género desde un enfoque diferenciador. Diferencian entre masculino y femenino; suelen generar textos largos con referencias a los distintos géneros muy repetidamente. Se convierten en muchos casos en documentos densos y difíciles de leer.
Quienes consideran el masculino neutro como inclusivo. Esta es la fórmula que se ha utilizado siempre y es la más extendida, aunque también la más criticada desde que se ha puesto foco en el lenguaje de género.
Quienes entienden el enfoque de lenguaje de género como global e inclusivo. Se trata de aprovechar la riqueza lingüística de nuestro lenguaje para decir las cosas de otra forma pero con el mismo sentido sin diferenciar ni marcar con ningún artículo utilizado por ningún género concreto. Esta corriente ha generado también textos muy complejos e incluso fuera de la normas aceptadas de la RAE.
Versión con enfoque de género dentro de la norma: “El alumnado que haya aprobado la asignatura obtendrá el perfil de profesional de la ingeniería y desempeñará su labor como persona trabajadora cualificada dentro de la fábrica”.
¿Con cuál os identificais? A mi personalmente me gusta más la última versión y, cada vez que escribo (no todas) procuro aplicar el enfoque de género global. Y digo procuro, porque hay veces que es casi imposible “no marcar” un texto debido a su naturaleza.
El género en eLearning
Como hemos dicho, el diseño de contenidos en eLearning no escapa a esta problemática. Intentaremos dar algunos consejos para abordar nuestros trabajos con un enfoque de género.
Consejo 1. Cuando no queda más remedio que diferenciar. En este caso recomiendo que sea el usuario el que elija. Uno de los recursos más interesantes en eLearning es el Storytelling y por ende, la utilización de personajes. Con la técnica de personajes, se puede preguntar a la persona que interactúa su elección y elaborar los diálogos según el personaje elegido (esto es más costoso).
Consejo 2. Cuando nos dirigimos a grupos, podemos recurrir como hemos hecho en los ejemplos anteriores a nombres como “alumnado” “personas trabajadoras” o utilizar pronombres como quienes o quien, “quienes adjunten los archivos a tiempo….” Utilizar delante el nombre «personas» facilita bastante la labor de no utilizar nombres y profesiones masculinizadas.
Consejo 3. Buscar redacciones alternativas. Es algo que además vendrá muy bien para tener en forma nuestro vocabulario y nuestra facilidad con el lenguaje. Nuestro lenguaje es tan rico que podemos utilizar distintas combinaciones para decir lo mismo. Pruébalo, verás como funciona.
Consejo 4. La sociedad cambia y nosotros también. Los lenguajes se crean con el uso y la aceptación social. Hoy la sensibilización en igualdad de género está más presente que hace una década. Esto nos lleva a preguntarnos si debemos seguir manteniendo estructuras lingüísticas obsoletas en cuanto a semántica, o cambiar y evolucionar hacia nuevas fórmulas que vayan más en consonancia con el sentimiento general de toda la población.
Todo esto es lo que suelo tener en cuenta cuando voy a diseñar contenido para un curso. En definitiva, es tener un poco presente que te diriges a muchas personas y que puedes contribuir con una mínima aportación a que no se interpreten situaciones discriminatorias. Se que el debate que traigo es mucho más profundo de lo que se perfila en este post, pero creo que puede ser un buen punto de partida para el cambio.
Aquí tenéis una Guía de lenguaje no sexista publicada por la oficina de igualdad de la UNED.
Y aquí lo que dice la RAE sobre el uso de la diferenciación en el lenguaje.
Buen artículo.
Es una pena que, tratándose de una entrada sobre el lenguaje se haya colado un «Yo personalmente me gusta»…
Gracias por tu comentario Jorge! Sobre lo que comentas, lo cambio. ¡gracias!
Pues me parece absoluto postureo. La RAE se ha pronunciado sobre este respecto y en cuando a los ejemplos que señaláis, el llamado «enfoque global» se entiende mal. Lo que entiendo que va en contra del principio de simplicidad y eficiencia que debería reinar en un proyecto de elearning.
Esto es como todo. ¿Crees que por más campañas contra la violencia hacia las mujeres que haya un maltratador va a dejar de hacerlo? No por utilizar un supuesto lenguaje inclusivo me voy a sentir incluida, y soy mujer. ¿Que no te incluyen? ¡Inclúyete tú!